Quinto Domingo de Cuaresma

"Libera"

Empieza la quinta semana de cuaresma, avanzamos rápidamente hacia los días santos del Triduo Pascual; y la Palabra no se cansa de insistir "a tiempo y a destiempo". Cada vez con más precisión, con ejemplos ilustradores incluso. Hoy nos aparece la mujer adúltera. Pero tampoco ella es la protagonista de esta historia. En las tres lecturas de hoy, Cristo vuelve a ser el centro de atención de todas las miradas, desde el exilio judío hasta el judío más cristiano que es Pablo. Nunca seremos lo suficientemente conscientes como para darnos cuenta de la grandeza tan inmensa que encierra nuestra condición de cristianos. No valoramos con justicia el tesoro que es Cristo en nuestra existencia humana. Por contraste, el Evangelio, con una sencillez pasmosa, proclama abiertamente los efectos que provoca Jesús en aquellos que acuden a El. Ante Cristo se puede presentar cualquiera, en cualquier circunstancia, de cualquier forma. Pero después de este encuentro ya nada es igual, ya nadie se va como ha venido. Cristo redime al pecador perdonándole desde el corazón. Cristo redime al acusador fariseo confrontándole con su propia conciencia engañada. Cristo redime "a los que pasan por ahí" poniéndoles delante de los ojos la acción misericordiosa de su Padre Dios que, "condena el pecado pero no al pecador". Así, Jesús es el prototipo de hombre nuevo que transforma todas las relaciones humanas y todos los juicios humanos: y desde Dios sana las heridas, redime las condenas, reestablece un orden social auténticamente humano y verdaderamente libre.